El viernes 13 de marzo nos fuimos a casa luego de la jornada escolar y laboral para a continuar con las actividades de siempre. Sin darnos cuenta, llegó el fin de semana y de repente estalló la incertidumbre.

Comenzamos un aislamiento, un confinamiento, ¿y ahora qué hacemos? ¿Qué podemos hacer? Nadie sabía nada, todo fue rápido y cambiante. Como sabemos, aun cuando el edificio escolar estaba cerrado, las clases debían darse de todos modos.

Armamos los grupos de WhatsApp, buscamos teléfonos, nombres de las familias, identificamos quienes serían los y las mediadores para transmitir información. También salimos a “educar” de otra manera, con otras herramientas: sin la pizarra de la escuela, ni con los pictogramas o carteles, y sin los tan deseados y esperados recreos.

Obviamente, aparecieron también los errores y temores debido al desconocimiento de cómo trabajar en la distancia. Sobre todo porque nuestros/as estudiantes necesitan del apoyo del cuerpo, de la mirada sostenida, las palabras, y hasta de rutinas establecidas.

Empecé a enviar propuestas, material impreso accesible y comencé con unas actividades que eran totalmente descontextualizadas.  

Luego improvisé unos videos por YouTube para que me puedan ver, oír y realizar una propuesta. Este recurso no fue del todo accesible debido a que sólo algunas familias contaban con datos para acceder a internet. Hubo que pensar otros medios y formas.

En abril, el equipo de gestión nos orientó para que vayamos planteando proyectos, secuencias, así que debíamos comenzar con la escritura de las planificaciones. Lo positivo en estos días era que la comunicación con las familias estaba dada, que los lazos con la escuela se notaban fortalecidos a pesar de todo.

Me movilizó mucho la idea de tener que volver a realizar la planificación anual, aun sabiendo que es flexible y se puede modificar en la marcha. Tenía una gran negación para elaborarla. Por suerte, y con apoyo de mi colega me fui moviendo y empezando a esbozar qué contenidos iba a seleccionar. Acá quiero hacer un paréntesis y nombrar la importancia del trabajo en equipo, del rol importante que tiene la profesora que me acompaña en esta experiencia.

Los errores me acompañaron casi todos los días. Parecía que desconocía lo valioso que es el uso de las TIC; por momentos había olvidado que hace unos ocho años atrás había cursado la especialización en Educación y TIC (que tantas gratificaciones me había brindado y que confieso que la había disfrutado mucho). Si bien puedo decir que en mis prácticas cotidianas están involucradas las tecnologías, me costaba demasiado pensar una propuesta que podría salir de mi hogar a las “aulas mudadas” en cada familia.

De a poco las propuestas fueron tratando de asomarse, había que pensar y conocer cuáles serían los recursos con los que contaban las familias, que las actividades fuesen claras y las consignas auténticas y significativas, para que cualquiera que las lea comprenda qué debía resolver, construir o elaborar. Que sean realmente accesibles, y que el aprendizaje circule siempre, nada menor.

Luego tuvimos que receptar todas esas “evidencias”, todas las producciones que realizaban los y las estudiantes. La pregunta era: ¿es realmente una evidencia de aprendizaje o es un registro fotográfico de un momento? Qué difícil es interpretar una imagen. Como corresponde, fuimos guardando cada imagen, audio, video en las carpetas de Drive de la escuela como si fueran un tesoro. Cada material iba acompañado de una síntesis de lo ocurrido en la semana.

Si hay algo que valoro de esta etapa, es que me invitó a escribir, a encontrarme con la escritura. Hay días en que lo disfruto más y otras en que son breves: palabras, oraciones, frases. Pero allí vamos relatando, diciendo, registrando, anotando ideas, usando anotadores, escribiendo en papeles sueltos, tachando, usando correctores, tratando de acomodar todo como si fuera una bitácora de viaje.

Tres rasgos principales de la propuesta

  • Relato de la experiencia docente en la pandemia.
  • Temores.
  • Aciertos.

¿Qué diferencia esta propuesta de las que se hubieran hecho en la presencialidad?

Este contexto me permitió escribir más que en la presencialidad.

Una idea fuerte para compartir

Los errores, temores y aciertos son parte del proceso educativo.

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