Las voces nos conectan con los sentidos; nos hablan de las preocupaciones, las construcciones, los dilemas, las inquietudes que tenemos como educadores. En esta sección, también nos conectan a personas reales que ponen cuerpo a la tarea de educar todos los días, sin importar el momento ni las circunstancias. Ponen voz (honesta, conmovida, reflexiva) con variaciones de tonos y cadencias, para encontrarse en nuestra escucha con visiones y preocupaciones compartidas.
Estas voces nos ofrecen un tamiz para capturar lo que la pandemia nos dejó como aprendizajes colectivos. Aprendizajes obtenidos a partir de la experiencia y de la conexión, fundamental y esencial, con los otros. Otros que son colegas, estudiantes, familias, y que albergan sus preguntas, sus intereses, sus situaciones y sus ideas.
Aprendizajes que logramos por abrazar la oportunidad de trascender los límites -geográficos, curriculares y mentales- para crear experiencias educativas que nos corran del centro de la explicación y pongan allí a nuestros estudiantes con sus intereses, interrogantes y creaciones.
Descubrimos espacios nuevos; exploramos nuevas potencias de las tecnologías para imaginar las propuestas pedagógicas que se necesitaban. ¡La pandemia nos dio impulso! Impulso para experimentar, para escuchar, para crear, para decir, para hacer con otros, y para desafiarnos a nosotros mismos junto con nuestros estudiantes.
En estas voces encontramos la fuerza y el compromiso de asumir el desafío y hacerlo propio, con la misma pasión de la que siempre se ha hablado, pero con la certeza de que son nuevos tiempos y que ya no podemos ni queremos ser los mismos.